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Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO-2006) Imágenes dialécticas y movimiento social en la ruptura del por mostrarme amorosamente que, a veces, la fealdad es simplemente la manifestación de una belleza que no conocemos y que la ausencia del amor, da espacio a los verdaderos monstruos.
Introducción general
Oaxaca en el fuego de la institucionalidad CapÍtulo I
Transgresión en movimiento
Introducción 51
Orden y confl icto: Acción y cambio social Foucault y Benjamin, cercanos pero distintos Capítulo II
Instrumentalización del movimiento
Introducción 83
Touraine y los nuevos movimientos sociales Capítulo III
Profanando la apariencia a contrapelo
Introducción 107
Metáforas: entre verdad y fantasmagoría Aura: autenticidad y repetición en confl icto Más allá de la hermenéutica y la semiótica —10—
In-conclusiones 143
La antesala del olvido, la rebelión sublimada Armonía social como horizonte del cambio desgaste de la categoría predilecta de la doxa Apéndice de imágenes
Colaboración Gráfi ca en Oaxaca
Bibliografía
Agradecimientos
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La antesala del olvido, la rebelión sublimada
El 4 de julio, ante la noticia de haber ganado la gubernatura de Oaxaca, el pe- riódico La Jornada documentó los primeros agradecimientos del gobernador electo De López Obrador dijo que “siempre estuvo muy cerca de Oaxaca” y de Calderón que “es un amigo del estado y no tengo la menor duda de que a partir del primero de diciembre Oaxaca contará con el apoyo y el respaldo del gobierno fede- La APPO parece no haber existido. En términos de estado, la normalidad del poder restituido, después de la entrada del aparato represor y tras las recientes elecciones, se presenta como una aparente renovación del pacto social en la forma de un gobernador de coalición PAN-PRD. En el caló de los políticos, cuando se lo- gra el poder y la situación es delicada, como en el caso de Oaxaca, más que referir- se entre ellos a que el oponente logro la victoria electoral, esgrimen una interesante imagen para denotar lo contradictorio de la situación: la rifa del tigre. La aparente renovación del pacto social, se caracteriza por continuar con los planes que la gente rechazó durante el confl icto, y la puesta en marcha de iniciati- vas que atentan con aquello que dio fuerza al movimiento. A saber, en Oaxaca, mu- chas averiguaciones continúan contra activistas, el gabinete presenta componentes vinculados con las fi guras de la represión, y se han comenzado a tomar medidas contra las comunidades que se rigen por medio de los llamados, usos y costumbres. La gente que cree renovado el pacto social, pero también los poderes fácticos es- peran la continuidad de los proyectos. ¿Con quién va a quedar mal Gabino Cué? En este sentido, podríamos decir que Gabino Cué se sacó la rifa del tigre. No por la APPO, pues ésta, lo que siempre pidió e insistió en construir como un camino no represivo, fue el dialogo. La APPO del 2006, la de la gente (no la de las van- guardias revolucionarias ni la de los líderes), podría sentarse a platicar y, el actual gobernador, ganarse un lugar en la historia infi nitamente más digno que el de sus predecesores. Si entiende esto, quizá hasta se aproxime en el imaginario colectivo cerca de Lázaro Cárdenas y Benito Juárez. Tampoco nos referimos a que se sacó la rifa del tigre por las comunidades, o los indicadores de miseria del estado, pues como mostró Ulises Ruiz, Murad, etc. en —145—
realidad nunca les han preocupado de forma prioritaria. Mucho trabajo han hecho las comunidades para sobrevivir y rebelarse; esta experiencia es la que Gabino Cué estará encomendado a desarticular si los poderes fácticos se lo exigen. En especial, tendrá que desarticular (o permitir que suceda) a aquellas comunidades que han optado por los llamados usos y costumbres como formas de organización social. Estas comunidades ostentan índices muy bajos de violencia post electoral y presen- tan formas de elección de autoridades que han demostrado efi cacia y efectividad, sus contradicciones nunca han logrado los índices de violencia e incongruencia que la democracia representativa oaxaqueña. Las comunidades están acostumbradas a dialogar en muchos tonos, no tendrían problema en aceptar a Gabino Cué y sus asesores en las asambleas para que se den cuenta de sus formas de vivir. El actual gobernador de Oaxaca está parado justo sobre una falla, una enor- me grieta del sistema capitalista. Sería de una ingenuidad increíble malintenciona- da, que después de la comuna de Oaxaca, se siga pensando que la gente no tiene una lectura crítica de la realidad y la actualidad política. Las ataduras del actual gobernador comenzaron desde su alianza con el conservadurismo-liberal del PAN y una izquierda perredista que brilló por su tibieza en el 2006. La misión de la gubernatura de castigo al PRI, intentará devolver a Oaxaca a la normalidad, y es insoslayable que se sostiene sobre el juego dicotómico del postrauma de la represión, miedo-esperanza. Pero ¿de qué normalidad estamos hablando? Oaxaca es otra y se tratará de asfi xiar lentamente a esta otra Oaxaca, desarticular de fondo todo aquello que dio origen a la APPO, empezando con la historia reciente de Oaxaca hacia atrás.
El primer componente del trabajo que hemos presentado para aproximarnos a la APPO fue la gente común. Precisamente la que no estuvo presente en la toma de protesta del actual gobernador. Recientemente (enero de 2011), varios informan- tes que coinciden en su escepticismo ante el estado, indignados en la “kafkiana toma de protesta de Gabino”, donde se pudo ver a los principales bastones de man- do de las comunidades en el mismo espacio que Diódoro Carrasco, uno de sus más violentos represores y junto a él, un académico como Víctor Raúl Martínez “como si no tuviese memoria” el cual ha sido acusado por el EPR de “delator” (Revolucinoario 2010a, 2010b). Es oportuno mencionar que Víctor Raúl Martínez (2010) duda de la procedencia del comunicado a la vez, que, responsabilizó a Ulises Ruíz por su inte- —146—
gridad. Los informantes, también mencionan que “hay gente ayudando a crear la ilu- sión de que las cosas van bien” e intentan convencer a la gente que el pacto social se ha revitalizado. Incluso, algunos colectivos que ganaron respeto en el proceso de rebelión ahora increpan a Gabino Cue como obligado a reconocerles “su pedazo de pastel”. Aunque contradictorias, las apreciaciones no son infundadas, nos hablan del delicado papel de la omisión de opiniones y falta de toma de postura oportuna por parte de las autoridades electas, en un momento político lleno de expectativas Respecto a lo que denominamos en la introducción general La vena indí- gena de la APPO, es sintomático el reciente proceso denunciado como irregular contra varias comunidades, cuyos procesos para elección de autoridades, fueron revocados. Esto fue documentado recientemente por Luis Hernández Navarro, El año comenzó con un fuerte confl icto socio-electoral en Oaxaca. Los tribunales electorales ocasionaron un enorme malestar comunitario al anular la elección de autoridades de 47 municipios que se rigen por usos y costumbres. En las alcaldías revocadas, el Congreso local designó a encargados de la admi- nistración municipal. La población respondió tomando las sedes de gobierno y No se trata del agotamiento de un sistema de convivencia y de gestión de intereses colectivos. El problema va más allá de lo estrictamente electoral. Lo que está en juego es la posibilidad de que sobreviva una legislación que permite a los pueblos indígenas el ejercicio (parcial y limitado) de su autonomía, al nombrar sus cabildos a partir de su diferencia cultural, al margen de los partidos políticos. Se está trastocando el sistema normativo indígena, en lo general, y el sistema de cargos, en lo particular. Se está jugando con la vida y el futuro de los pueblos indígenas.
El argumento para anular los nombramientos de autoridades es que no se respetó el principio universal de votar y ser votado. La mayoría de las quejas fueron presentadas por pequeños grupos de ciudadanos, usualmente asociados a un parti- do político, que viven en las agencias municipales. Las resoluciones fueron falladas por el Tribunal Electoral del Estado de Oaxaca y por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de la sala regional de Jalapa, Veracruz.
Los tribunales resolvieron las demandas de inconformidad en unos cuantos días. En la mayoría de los casos no hubo garantía de audiencia ni se cumplió con el —147—
debido proceso. Le dieron la razón a los inconformes sin escuchar a la parte mayo- ritaria de las comunidades. No se respetó a los municipios.
Las anulaciones evidencian cómo los tribunales electorales ignoran en sus resolutivos el derecho indígena. Los criterios que norman su acción privilegian uni- lateralmente el sistema de partidos políticos y los derechos individuales, y dejan de lado los derechos colectivos de los pueblos. En nombre del derecho de ciudadanía desprecian el derecho a la ciudadanía étnica y refuerzan el monopolio partidario de De los 570 municipios que existen en Oaxaca, 418 eligen sus autoridades por el sistema de usos y costumbres y 152 por el de partidos políticos. De los 418 ayuntamientos que se rigen por el derecho consuetudinario, 330 duran en su cargo tres años; dos dos años; 27 año y medio, y 59 un año. En 1995, en medio de una creciente ebullición social, se reformó la Constitución del estado y la ley electoral para legalizar los usos y costumbres. El Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) votaron en contra.
La legislación aprobada en 1995 no precisó mecanismos para dirimir confl ic- tos e inconformidades. Para tratar de remediar este vacío, en 2009 se votó una Ley de los sistemas de medios de impugnación electoral, con un libro especial sobre usos y costumbres. Sin embargo, el problema no se solucionó, pues los mecanis- mos aprobados para dirimir las impugnaciones son similares a los existentes para el La impugnación a los ayuntamientos por usos y costumbres proviene, en la mayoría de los casos, de afi liados a partidos políticos, agencias municipales y per- sonas que no han tenido cargos en la comunidad (en ocasiones mujeres y jóvenes) y que reivindican su derecho a ser nombrados autoridad. […] El resolutivo de los tribunales muestra también cómo la reforma constitucio- nal sobre derechos y cultura indígenas aprobada en 2001 fue una payasada. No hay allí herramientas legales reales para la defensa de la autonomía de los pueblos originarios. Se trató, apenas, de un reconocimiento al derecho al buen morir de los pueblos indios. (Hernández Navarro 2011) La tibieza con que el actual gobierno electo de Oaxaca ha reaccionado ante esta situación, corrobora el delicado papel de las omisiones de opinión en estos mo- mentos. Seguro, nos seguiremos enterando de acciones por el estilo, muchas cosas están por suceder en Oaxaca frente a la resituación de la dominación y su tiempo —148—
lineal homogéneo. Aunque una corriente estadocentrista fi nge que la APPO nunca existió, argumentando desarticulación del movimiento, o refi riéndose al 2006 como algo que se debe superar, decimos que la rebeldía oaxaqueña y la experiencia de la APPO en el pueblo oaxaqueño, eppur si muove. Armonía social como horizonte del cambio
El confl icto social en forma de rebelión es el rechazo subjetivo contra un orden social estructural que nos dicta un deber-ser desde todos los medios de producción simbólica y sus lenguajes; los cuales, se convierten en medios e instrumentos de objetivación de dominación. Desde el punto de vista del principio de placer, de Eros liberado contra la civilización (Marcuse 1986, 94), podríamos decir que el rechazo irracional ante este aplastamiento, se debe a un sentimiento de alarma del ser ame- nazado por el deber, el tener que ser donde no quiero estar, pues la disciplina es- tructural, constriñe la voluntad humana en la fi gura del deber ser instrumentalizado que sustituye el placer por la disciplina. Este rechazo, hemos dicho, a lo largo del texto y desde las imágenes de la lucha en Oaxaca, se expresa en el ¡Ulises ya cayó! O en el ¡ya basta! de las rebeliones, en el grito que es la sinfonía del descontento con la realidad. De este rechazo se puede extraer el anhelo de un orden social que sea expresión de lo humano, no de lo estructural. No es solo lo que se grita, sino lo que el grito nombra, donde se encuentran estos contenidos subjetivos y heterogé- Estamos hablando del anhelo humano, no reifi cado de armonía social. Acla- rando enfáticamente, no en el sentido burgués al estilo de Un mundo feliz de Aldous Huxley donde lo armónico se basa en la estupidez placentera producida por el soma o, para ser más realistas, el Prozac. La autentica superación creadora de ideales verticales, supra humanos, no está desde luego en los estupefacientes –parafra- seando a Benjamin- sino en la iluminación profana, de inspiración materialista, an- tropológica, de la que el haschisch, el opio y otra droga no son más que la escuela En este sentido, no nos referimos a una armonía social unidireccional y ho- mogénea, libre de contradicción, como al estilo Mundo Feliz, que es, en realidad –plantea Adorno en el prólogo a la novela de Huxley- un único campo de concen- tración que, liberado de su contradicción, se tiene a sí mismo como Paraíso terrenal —149—
(Adorno 1991, XI). Por el contrario, nos referimos a la posibilidad concreta que ex- presan las rebeliones como mónadas, instantes saturados de antagonismo de una fuerza tal que invierten el mundo que esta de cabeza y dislocan, estallan, el movi- miento tautológico de la dominación. La armonía se refi ere, en términos musicales, según el Diccionario de la Lengua Española a la unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes. Armonía social la evocamos en sentido de la cohesión y combinación de subjetividades heterogéneas, que irrumpen simultá- neamente, de forma distinta, pero acomunada en la realidad establecida del tiempo muerto del capital. En la temporalidad instrumental, la del valor, la naturaleza social humana se encuentra en una jaula de hierro, bien vigilada por el principio de reali- Si- según dice la doctrina de la “Psicología de las masas” freudiana- el pánico es el estado en el cual se disgregan poderosas identifi caciones colectivas y la ener- gía instintiva liberada se convierte repentinamente en terror, entonces el hombre aferrado por el pánico consigue inervar lo más tenebroso que se encuentra sobre el fondo de la identifi cación colectiva misma, la falsa consciencia de los individuos que, sin clara solidaridad, ciegamente atados a las imágenes del poder, se creen identifi cados con un todo cuya ubicuidad les asfi xia (Adorno 1991, XI).
A este guardián de la ley32, todos, de alguna u otra forma, lo conoce- mos; si no lo desafi amos al menos desde la incredulidad de sus razones, si nos identifi camos con lo que nos dice que nos identifi quemos, con ser prisioneros, correremos a los brazos del Leviatán (las oportunidades institu- cionales), dominados por el síndrome de Estocolmo. Insistimos en las con- Vale la pena leer el cuento de Ante la ley de Kafka. “Ante la ley hay un guardián” –comienza el cuento- que la resguarda. Un joven campesino inconforme decide quejarse ante la ley, pero, amedrentado por la apariencia y las advertencias de que es poderoso, decide esperar paci-entemente. El campesino envejece junto a la puerta de la ley y las sutilezas para persuadir al impo-nente guardián a través de los años se funden en una sola pregunta, nos dice Kafka: “Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino. -¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable./ -Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posi-ble entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?/El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora: -Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.” —150—
secuencias de una confusión burguesa de la idea de armonía social que presentamos porque es fácil caer en ella, como lo hemos visto en la teoría de los Nuevos movimientos sociales. La versión de cabeza de esta idea, no es fácil de precisar pero lo intentaremos nuevamente desde el prologo, citado in extenso, de Adorno al Mundo Feliz de Huxley: En lugar de las tres palabras de la Revolución Francesa se tiene la triada Community, Identity y Stability. La Community defi ne un estadio de la comunidad en el cual todo individuo esta incondicionalmente subordinado al funcionamiento del todo, por lo cual en el Nuevo Mundo [Se refi ere al Nuevo Mundo del capitalis- mo utópico de la novela] no está ya permitida –ni siquiera es posible- una cuestión problemática.; la Stability signifi ca el fi nal de toda dinámica social. Este estadio per- fectamente equilibrado es ya extrapolación de ciertos síntomas de desaparición del “juego de fuerzas” económico en el capitalismo tardío (Adorno 1991, XI) Después de analizar cambio y acción social, la propuesta de armonía so- cial no implica una idea ecléctica al estilo Tercera Vía, sino la dinámica social en su horizonte utópico, que se realiza en la mónada, el instante autónomo radical. Bloch (Tomo III. 1980, 422) lo presenta como el nuc-stans, ese instante de belleza que anhelamos se mantenga un instante más, donde lo humano armoniza con su anhelo trascendental; de tal forma que se interrumpe el ruido y las disonancias de las maquinas y el reloj, un ruido de cuya fealdad no somos conscientes hasta que somos atrapados por lo bello. El nuc-stans emerge del resquebrajamiento de la apariencia, la máscara y la falsa situación, es la benjaminiana iluminación profa- na. Por eso, arte, materialismo histórico, teoría crítica y marxismo abierto son las plataformas analíticas para develar esta inversión fantasmagórica de la armonía El status quo es el proceso mediante el cual este mundo de cabeza se na- turaliza y acepta como tal. La dominación ocupa el lugar de la ontología por parte de las posturas epistémicas que miran a los movimientos sociales y las rebeliones como fallas eventuales de un sistema, en lugar de analizar al sistema en sí como falla y al movimiento social como lucha por la superación del sistema fallido. Queda abierto en este punto el debate sobre la cuestión de si existe una naturaleza huma- —151—
desgaste de la categoría predilecta de la doxa
Proponemos que la gente común, como subjetividad anímica del cambio so- cial desgasta de forma concreta la idea ortodoxa del lumenproletariat. Como in- adaptados sociales, acusa los límites de la teoría funcionalista y de acción social. Como faltos de conciencia, muestra hasta qué punto se ha convertido la idea de conciencia en un juicio moral por parte de la doxa ideológica. Nos permite intentar desmontar la idea de sujeto y develar lo que le subyace, es decir, lo humano. Ob- viamente no es tan sencillo. El mismo Marx tendría que hacer una revisión intensa de su concepto en la América Latina contemporánea y el mundo en general. La ortodoxia naturalizó al lumpen como un sujeto plácidamente conforme con su limbo clasista, por su falta de interés en la conciencia de clase y su premeditado desin- terés en la misma. Sin embargo, el lumpen sueña, anhela, y como todos, huye de sus pesadillas, incluso de las pesadillas diurnas de una realidad insoportable. Que no sea aparente, explícito, ni ideológico su rechazo, molesta mucho a los activistas amargados, y los teóricos eruditos, incapaces de mirar el profundo rechazo que se expresa en la mueca de desprecio por todo o la alegría ingenua. Quizá en la fi gura del fl âneur, ese ocioso paseante mirón de los escaparates (¿quién no lo ha sido?), se actualiza al lumpen de la temprana sociedad industrial que tenía que convivir, marginal desde entonces, con la subjetividad favorita de la doxa: el proletariado. Dicha actualización prefi gura un fl âneur rabioso, esquizofré- nico, cargado de historia opresiva al mismo tiempo que actúa con el desparpajo del que se niega a vivir triste. Sin duda es una fi gura paradojal y desconcertante, inco- moda para los acabados teóricos perfectos. Pero pudiera ser que en su aparente ridiculez para la mirada ortodoxa, el lumpen-fl âneur, sea más actual que su viejo hermano mayor, el proletariado. Incluso, por la actualización que implica, sea más autentico que este último y que sus críticos. Quizá sea esta subjetividad, no como identidad sino como momento esquizofrénico del oprimido, una de las principales fuerzas de la historia. ¿No es acaso la adolescencia un tipo de fl ânerie33 melan- cólico en la modernidad?, ¿no somos todos un poco lumpenproletariat y fl âneur, en el instante en que, por un lado, las condiciones materiales de nuestra super- vivencia nos son alienadas igual que el producto de nuestro trabajo y, por el otro, Se traduciría como “fl aneo”, es decir, el paseo del fl âneur.
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experimentamos la seducción de la mercancía, de los escaparates, rindiéndonos ilusionados ante la mas falsa de las ilusiones?, ¿no es el despertar del lumpen el Si el poder, la dominación y el terror no han cesado de vencer –como diría Benjamin en su tesis VI- y más aun, su victoria se vuelve sofi sticada y reta a la mira- da crítica a un movimiento hiperdialéctico, veloz, sin perder su serenidad, entonces el lumpenproletariat como categoría moral por parte de la doxa, ha de desmoro- narse, abrirse. Por ese fundamento ortodoxo es que la teoría, los analistas y los profesionales de la política se quedan perplejos ante el inexplicable espontaneísmo vulgar de las masas. Marxistas ortodoxos se hermanan con los argumentos de la violencia institucional cuando alzan las cejas sorprendidos ante lo inesperado de la participación conjunta de gente común en rebelión, que logra arrasar con lo esta- blecido y no sigue sus designios. Mucho menos entienden cuando la gente común desaparece súbitamente. Un activo artista que ha solicitado anonimato, comentó en entrevista que “esas formas ortodoxas son un cáncer para el activismo en Oaxaca”, aseveraciones que coinciden con las observaciones de Esteva: El debate en torno a la perspectiva socialista expresa puntualmente esos de- bates. Algunos grupos, cuya presencia en Oaxaca y en la APPO es muy pequeña en términos numéricos pero resulta muy visible y aparatosa, reivindican planteamientos de una ortodoxia marxista-leninista hace tiempo abandonada en el mundo, que por ejemplo incluye a Stalin entre los héroes a seguir, o defi enden posiciones muy su- perfi cialmente maquilladas sobre un régimen socialista (Esteva 2008, 77).
Tan ciertas como tímidas, estas aseveraciones se explican por la cercanía con dichos grupos, pues, su radicalismo funcionalista posee ya una larga lista de irrupciones desestructurantes de movimientos sociales en México, sobre todo en las universidades. No son simplemente anacrónicos, lo son deliberadamente y apare- cen siempre para guiar a “las masas”. Lumpen es una categoría que ha servido de caja mortuoria para subjetivida- des emergentes que desafían los paradigmas establecidos de las ortodoxias, y las rebasan desde la eterna contingencia de una realidad que va un paso delante de la teoría y la ideología. ¡Quien esté libre de ignorancia, que señale al primer lumpen! —153—
Arte, imagen dialéctica de la utopía
(algunas
consideraciones)
El talento no se hereda, no puede heredarse en la misma forma en que al- guien adinerado hereda su fortuna. No es acumulable, es intransferible como cosa y su crecimiento solo es posible por el despliegue incesante del deseo. El talento es capaz de hacernos comprender lo inexpresable, nos transporta al goce de lo bello, más allá del bien y del mal. Esto hace del arte un campo interesante para plan- tear cuestiones como autenticidad, rebeldía, radicalidad, transgresión, profanación, cambio, etc. Los artistas no utilizan la fuerza para mantener su hegemonía una vez que el público les ha posicionado como vanguardia. La vanguardia artística es tal, en tanto critica y supera la tradición precedente y es, a su vez, desvanecida como tradición predecesora, lo que imprime al hacer creativo un carácter de renovación constante contra la repetición, que es, la negación de la creatividad. El hacer creati- vo es un hacer útil saturado de belleza, al punto, que esta se convierte en su propie- dad más útil. En el arte, la repetición es la muerte, y está bien dispuesto al suicidio antes de dejar de renovarse. El arte goza con su propia transgresión; el absurdo, la libertad, el juego, son componentes fundamentales de esta transgresión. Por eso, en el arte, la crítica es inmanencia. Sería absurdo pensar en un sistema categorial capaz de tratar objetivamente el arte, porque el arte signifi ca muchas cosas, repre- senta muchos tiempos, nos muestra muchos mundos y, a la vez, es profundamente humano e intensamente vivo. El arte es la casa de la esquizofrenia y ha tenido muchos huéspedes distinguidos en la historia. Ha sido el único rebelde de pie en las peores masacres, el que sobrevive lleno de dolor y de esperanza para contar lo acontecido. Nada ha mostrado valorizar más al arte dentro del tiempo muerto y el capitalismo, que la muerte de su creador, eso evidencia la naturaleza necrofi lica del mercado y la propiedad privada. Es, también, una paradoja para el capital que no sabe porqué un van Gogh vale tanto y, sin embargo, no corre el riesgo de dejar de mercantilizarlo. El arte es pensar y hacer abierto porque, aunque no cualquiera es van Gogh, cualquiera podría serlo; en el mismo sentido en que el arte puede ser cualquier cosa, pero no cualquier cosa es arte. Por eso el relativismo y el subjeti- vismo son laberintos para su comprensión, laberintos sencillos de resolver, para la autenticidad y el autentico artista. La originalidad como componente fundamental del arte genera un contraste crítico contra el orden social establecido, que presenta como armónico y bello lo que está muerto y deambula en la repetición constante, es —154—
decir, la fealdad. Sabemos, gracias a la sensibilidad humana, que lo romántico del drama se expresa cuando lo subversivo nos parece bello. Esto convierte a la derrota no en recuerdo triste, sino digno. La barricada es, por excelencia, la instalación arte- objeto que irrumpe e interrumpe el tránsito de la normalidad sistémica y convierte las ciudades en casa de los rebeldes y laberinto de los opresores. El arte, en tanto testimonio e imagen de otros mundos posibles, es resistencia-insistencia concreta El arte, como producto del hacer humano e imagen de la libertad, contiene subjetividad, expresa contradicciones y se realiza en la radicalidad de ambas. Para el historiador, el arte puede llegar a ser como un faro capaz de ubicarlo cuando se encuentra desorientado en las tempestades de la historia. Es, quizá, esa virtud la que ha banalizado la construcción de una teoría de la Historia del Arte que esteti- za y estatiza el confl icto. El arte puede emanciparse de su creador, pero jamás lo alienará ni lo traicionará, a menos que éste intente prostituirlo. La revolución es arte, el arte es revolución invencible. El arte no es de los artistas, es de todos. El arte es un impulso inmanente en la humanidad y su miseria consiste en su confusión con Como se muestra en el texto, el autentico artista se siente más incomodo en la realidad que en sus fantasías. Tiene más temor a traicionar sus impulsos que desafi ar a la autoridad y todo desafío a la autoridad demanda creatividad. Por cau- sa de esa creatividad, es que la autoridad no tiene más remedio que la violencia para imponerse. No existe un arte revolucionario, mucho menos si se autodenomina como tal, eso es una farsa, el arte es revolucionario o simplemente no es. Por eso, la búsqueda del arte, si es autentica, es tan válida como el arte mismo.
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Source: http://www.broca.mx/pdf/capitulo_4_in-conclusiones.pdf

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Guia Histórico Criado em 1977 com o intuito de resgatar e conservar a história sideradas até hoje uma espécie de talismã e a memória do povo judeu, o Museu Judaico do Rio de Janeiro se contra maus espíritos, sendo colocadas entrelaça com as lembranças e as tradições judaicas. Com o apoio de nos quartos dos recém-nascidos; Roupas outros ativistas, os três casais fundadores da i

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