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Temas de actualidad / Current topics
El debate en América
A raíz de la Conferencia Internacional de Poblacióny Desarrollo (El Cairo, 1994) y de la Cuarta Confe- Latina sobre la
rencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995), el temade la participación de los hombres en los programas participación de los
de salud reproductiva ha despertado mayor interésentre entidades tan diversas como los planificadores hombres en programas
y proveedores de servicios de salud; las agencias decooperación; los movimientos para la defensa de los de salud reproductiva
derechos de la mujer; las instituciones académicas, ylos grupos de reflexión integrados por hombres.
Este interés, cada vez más marcado, se debe princi-palmente al reconocimiento de que los hombres desempeñan un papel importante en la toma de de- cisiones de la pareja sobre la sexualidad y la repro-ducción y a la conciencia de que la falta de equidaden las relaciones entre hombres y mujeres menos-caba la salud reproductiva de ambos sexos. Existen,además, pruebas cada vez más patentes de que laconducta sexual de algunos hombres pone en peli-gro la salud de la mujer y de los hijos. Por último, elinterés obedece también al deseo de prevenir losembarazos no deseados o anticipados mediante eluso de métodos de planificación familiar; a la solici-tud por parte de las propias mujeres de que sus pa-rejas participen en las actividades de promoción,educación y provisión de servicios; a la preocupa-ción por la alta frecuencia de las infecciones detransmisión sexual (ITS), incluida la infección porVIH; y, al deseo manifestado por un crecientenúmero de hombres de participar en actividades yprogramas destinados a mejorar su propia salud re-productiva y la de su familia y pareja sexual (1). En las últimas décadas los indicadores del es- tado de salud sexual y reproductiva en la Región delas Américas han mejorado notablemente. No obs-tante, los adelantos no han sido uniformes y siguehabiendo indicadores de salud inaceptables. Se ob-servan cifras elevadas de embarazos no planificadoso deseados en la adolescencia; de ITS, incluida la in-fección por VIH; de morbilidad y mortalidad mater-nas; de cáncer cervicouterino; de abortos inducidoscon complicaciones, y de violencia sexual y domés-tica (2). A estos indicadores alarmantes contribuyeel hecho de que las actividades de prevención, pro-moción y atención en el ámbito de la salud repro-ductiva raras veces se dirigen a los hombres. Organización Panamericana de la Salud, Programa sobre Mujer, Muchos reconocen la importancia de incorpo- Salud y Desarrollo y Programa sobre Salud Familiar y Población. Di- rar a la población masculina en los programas de rección postal: 525, 23rd Street N.W. Washington, D.C. 20037, Esta- salud reproductiva, pero no todos coinciden sobre dos Unidos de América. Teléfono: 202 974-3468. Fax: 202 974-3671.
Correo electrónico: [email protected] el carácter que debe tener esa incorporación. En el Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 7(6), 2000 presente artículo se resumen y examinan algunos necesidades en este ámbito que exigen atención.
de los temas que forman parte del debate actual en Muchos temen, sin embargo, que se produzca una América Latina en torno a la participación de los competencia entre los recursos e iniciativas dedi- cados a la salud reproductiva de las mujeres y a lasde los hombres. Varias entidades para la defensa de los intereses de la mujer, organizaciones no gu- OBJETIVOS DE INCLUIR
bernamentales (ONG) y agencias de cooperación A LOS HOMBRES EN LOS PROGRAMAS
dudan de la conveniencia de llevar a cabo iniciati- DE SALUD REPRODUCTIVA
vas para la atención exclusiva de las necesidades delos hombres —financiar, por ejemplo, servicios de Aunque en general se reconoce la necesidad cáncer de próstata o la cobertura de medicamentos de que los hombres participen en las iniciativas como Viagra®— , porque no necesariamente tienen para la promoción de la salud reproductiva, hay di- un impacto favorable en la salud de las mujeres. En ferencias de opinión en cuanto al objetivo principal una reunión latinoamericana de ONG que fue aus- de esta participación. Para algunos, el objetivo con- piciada parcialmente por la OPS en 1997 en Quito, siste en atender a las necesidades particulares de los Ecuador, y cuyos temas centrales fueron la salud y hombres en el campo de la salud reproductiva; para los derechos sexuales y reproductivos, se señaló otros, en fomentar, con la ayuda de los hombres, la que “. . . dentro del movimiento de salud de las mu- jeres existe la preocupación de que, al enfocar más Muchas organizaciones y movimientos socia- la salud reproductiva en relación a la masculinidad, les para la defensa de los intereses de la mujer con- se desviarán los recursos financieros y humanos ceden a los hombres un papel central en el esfuerzo destinados a la salud sexual y reproductiva de las por mejorar la salud reproductiva de las mujeres.
Sus argumentos se reducen a tres fundamental- La OPS tiene el mandato de promover la equi- mente: 1) que las mujeres sufren mayor morbilidad dad en el campo de la salud, entendiendo por y mortalidad por causas reproductivas que los hom- inequidad la presencia de “. . . diferencias en salud bres; 2) que aquellas tienen una mayor responsabi- que no sólo son innecesarias y evitables sino que, lidad, por razones fisiológicas y sociales, en asuntos además, se consideran incorrectas e injustas” (10).
relacionados con la fertilidad, el embarazo y la Atendiendo a esta definición, la OPS ha identifi- crianza de los hijos; y 3) que todavía no se han re- cado a los hombres como población subatendida y suelto los problemas relacionados con la accesibili- ha lanzado una iniciativa para promover su partici- dad, cobertura y calidad de los servicios de salud re- pación en programas de salud reproductiva en Cen- productiva destinados a las mujeres (3, 4).
troamérica (2).2 Habiéndose reconocido que ambos Este punto de vista se ve respaldado por algu- sexos tienen necesidades válidas, es menester, en el nos datos de la OMS para América Latina, según los contexto de procesos de reforma del sector de la cuales los años de vida ajustados en función de la salud con presupuestos limitados, balancear los in- discapacidad (DALY) por razones vinculadas con la tereses de ambos sexos y tomar medidas para satis- sexualidad y la reproducción representan 16,8% del total entre las mujeres y 4,25% entre los hombres de15 a 44 años de edad. Estas cifras abarcan las ITS, in-cluida la infección por VIH, así como todas las cau- LA MASCULINIDAD HEGEMÓNICA
sas de morbilidad materna y los distintos cánceres Y LA EQUIDAD DE GÉNERO
La mayor atención que siempre se ha pres- Otro debate actual gravita en torno a la conve- tado a la salud reproductiva de la mujer ha resul- niencia y factibilidad de promover la participación tado en una ausencia de información sobre las nece- de los hombres en programas de salud reproduc- sidades de los hombres en este campo y sobre la tiva sin meditar en el impacto negativo que podrían influencia del hombre en la salud reproductiva de tener la construcción social denominada “masculi- la mujer. De hecho, la población masculina se havisto incluida en las Encuestas de Demografía ySalud (DHS) solamente en los últimos años, aunqueson alentadoras la cantidad, calidad y variedad dela información que se ha generado últimamente Actualmente, la OPS colabora con la subregión Centroamericanapara desarrollar estrategias innovadoras que promuevan la partici- sobre el tema dentro y fuera de la Región (6–9).
pación de los hombres en los programas de salud reproductiva con Si bien es indudable que las mujeres tienen conciencia del género. El proyecto cuenta con el auspicio del Go- una mayor carga de problemas relacionados con la bierno de la República Federal de Alemania a través de la AgenciaTécnica Alemana (GTZ) y se realiza en Belice, Costa Rica, El Sal- función reproductora, los hombres también tienen vador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 7(6), 2000 nidad hegemónica”3 y las inequidades de género4 tratan de responder principalmente a las necesidades en el campo de la salud reproductiva. Muchas en- biológicas de los hombres o de mejorar la efectividad tidades, entre ellas la mayoría de los grupos de de los programas de planificación familiar, dejando a reflexión integrados por hombres en la Región, con- un margen la falta de equidad en las relaciones de sideran que promover la participación de los hom- género. Por otro lado, algunos grupos y organizacio- bres en programas de salud reproductiva supone nes promueven la reflexión y actividades de au- cimentar en ellos nuevas formas de ser y pensar, es toayuda encaminadas a combatir la identidad mas- decir, una mentalidad equitativa y democrática en culina hegemónica.5 Todo ello implica una labor torno a lo masculino y feminino. Pero otras, entre cuyos efectos se observan en el largo plazo y que ellas varios gerentes y proveedores de servicios de acarrea profundos cambios personales y sociales.
salud reproductiva, ponen en tela de juicio, adu- En 1998 se celebró en Oaxaca, México, el sim- ciendo diversas razones, la conveniencia de orien- posio latinoamericano “Participación masculina en tar los servicios de salud pública hacia la búsqueda la salud sexual y reproductiva: nuevos paradig- de un nuevo concepto de “lo masculino”. Algunos mas”, que contó entre sus participantes a prove- consideran que el asunto es muy complejo, que edores de servicios de salud, funcionarios públicos, cualquier cambio se produce a largo plazo, y prefie- representantes de movimientos y grupos de hom- ren concentrarse en aspectos más concretos que me- bres y mujeres y de ONG y agencias de cooperación joran la salud reproductiva de hombres y mujeres de la Región. En dicho evento se llegó a la conclu- de manera patente en un plazo más corto. Otros re- sión de que los programas de salud reproductiva no conocen la necesidad de lograr cambios profundos deben limitarse a proveer atención clínica, sino que en el comportamiento de los hombres, pero señalan deben ayudar a los hombres a identificar cómo su que los recursos son limitados y que es necesario identidad masculina y las percepciones que tienen dar prioridad a algunas necesidades concretas que en torno a ella influyen en su conducta en relación aún no han sido satisfechas. También se debate si el con la sexualidad, la violencia, la prevención de las sector de la salud es el más adecuado para tratar un asunto tan complejo como el de la masculinidad, te- Quienes proponen promover la participación niendo en cuenta que los servicios y programas de de los hombres en los programas de salud repro- salud reproductiva no cuentan con personal capaci- ductiva argumentan que es peligroso hacerlo sin tado, recursos financieros, tiempo suficiente o insta- combatir la masculinidad hegemónica, ya que ello laciones adecuadas para ello. Y finalmente, hay podría resultar en lo que Leñero (18) denomina el quienes consideran innecesario cambiar las relacio- “neomachismo”. Aunque a primera vista se apre- nes de género actuales, puesto que no las conside- cian ciertos cambios en la actitud masculina con res- pecto a la equidad de género, en respuesta a los nue- En la Región se han emprendido, por un lado, vos papeles que ha asumido la mujer, en el fondo los intervenciones de orden práctico e inmediato, como hombres siguen pensando y obrando con actitudes las destinadas al control del cáncer de próstata, que propias de la masculinidad hegemónica (16, 18).
Según Keijzer, “estos hombres, instalados en una es-pecie de ‘machismo light’ ya no ejercen (o ya no pue- den ejercer) el patriarcado como lo hicieron sus pa- El término masculinidades es interpretado por Connell (11) como elconjunto de configuraciones y prácticas estructuradas por las rela- dres y abuelos: ya negocian más las decisiones, ya ciones de género, que son inherentemente históricas y cuya cons- ’permiten’ o ’aceptan’ que trabaje la mujer fuera de trucción y reconstrucción es un proceso político que afecta al balancede intereses en la sociedad y la dirección del cambio social. Al ser so- casa (de preferencia sin ganar más que ellos), pero cial y culturalmente construida, no existe una forma única de mas- mantienen un marco de referencia con un claro en- culinidad sino diversas masculinidades, que marcan la vida, la saludy enfermedad del hombre según su estrato socioeconómico, origen étnico, cultura, identidad sexual, edad, y otros factores. Aunque hay Si se toma la equidad de género como princi- muchas formas de ser hombre, algunas son socialmente o cultural- pio básico para justificar la participación de los mente más valoradas que otras y los hombres se sienten presionadosa consolidarse en función de esas exigencias propias de lo que es hombres, siguiendo el mandato de las conferencias considerada la masculinidad hegemónica, que “ . . . se puede definir de El Cairo y Beijing, no es posible obtener resulta- como la configuración de práctica genérica que encarna la respuestacorrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriar- dos sostenibles en la labor con la población mascu- cado, la que garantiza (o se toma para garantizar) la posición domi- lina sin combatir el concepto hegemónico de la nante de los hombres y la subordinación de las mujeres” (12). La socialización diferenciada de hombres y mujeres conlleva identi- masculinidad y reemplazarlo por un concepto de- dades, responsabilidades, funciones y poderes de género diferentes.
mocrático y equitativo. Para lograrlo, los progra- La perspectiva de género analiza la dinámica de las relaciones entrelos sexos para evaluar el impacto que tiene esas relaciones sobre lasalud, la posición y los derechos de la mujer y del hombre, incorpo- rando en su análisis las diferencias y especificidades biológicas Como, por ejemplo, CORIAC (México), Colectivo Hombres sin Más- de ambos, como también la interacción entre factores biológicos y cara (Honduras), Puntos de Encuentro (Nicaragua), Salud y Género mas públicos de salud reproductiva deberán bus- LOS DERECHOS SEXUALES
car un equilibrio entre la atención a las necesidades Y REPRODUCTIVOS DE HOMBRES
de orden práctico de los hombres y el logro de Y MUJERES
cambios sociales en el mediano y largo plazo. No esfácil introducir los conceptos de masculinidad y fe- Hoy en día también se debate la relación entre minidad en el contexto de las normas de atención, los derechos sexuales y reproductivos6 de los hom- indicadores de salud y actividades del sector de la bres y los de las mujeres. La perspectiva de género salud, y la complejidad del proceso puede desani- guarda estrecha relación con el tema de los derechos mar a muchos. Por otro lado, la falta de suficientes humanos. La abogacía en el área de la salud sexual pruebas de la eficacia de estas estrategias llevan a y reproductiva ha solido centrarse en los derechos otros a realizar sus actividades según los marcos ya de las mujeres como grupo social en desventaja, pero actualmente, la necesidad de definir el papel de Para facilitar la búsqueda de un equilibrio los hombres en la salud sexual y reproductiva exige entre la atención de las necesidades directas de los un análisis de la relevancia y pertinencia de promo- hombres y de las mujeres y la toma de medidas es- ver sus derechos sexuales y reproductivos, proceso tratégicas encaminadas a lograr cambios perdura- bles en las relaciones de género, la OPS utiliza un Hay opiniones a favor y en contra de la pers- instrumento de planificación de abordajes prácticos pectiva de equidad de género. Aunque para la ma- yoría se trata de un componente intrínseco de los El abordaje práctico de género (APG) está di- derechos sexuales y reproductivos, algunas agrupa- señado para dar respuestas inmediatas a las necesi- ciones de hombres defienden el ejercicio de los de- dades de salud particulares de hombres y mujeres, rechos masculinos absolutos, pasando por encima sin intentar corregir a fondo las inequidades de gé- de los derechos de las mujeres, porque se aferran a nero subyacentes. He aquí un ejemplo: A una mujer un concepto hegemónico y poco equitativo de la que vive en una situación de violencia doméstica sexual se le proporcionan anticonceptivos sin el En el plano individual, los derechos sexuales y consentimiento de su pareja. Como es evidente, este reproductivos, tan estrechamente vinculados con los APG satisface la necesidad particular de la mujer de derechos humanos, se aplican a cada persona, sea prevenir un embarazo no deseado, pero plantea el mujer u hombre. Pero algunos autores consideran peligro de reforzar o incluso exacerbar las inequi- que el concepto de derechos sexuales y reproducti- dades de género existentes. Con el fin de evitar con- vos no se aplica a los hombres, ya que, como grupo secuencias de este tipo, la OPS promueve el lla- social homogéneo, los hombres no sufren la misma mado abordaje estratégico de género (AEG), que no discriminación y falta de equidad que las mujeres solo responde a las necesidades concretas de las (21). El Centro de Investigación Social, Tecnología mujeres y los hombres, sino que se orienta a redis- Apropiada y Capacitación (CISTAC), ONG dedi- tribuir el poder entre ellos, así como sus respectivos cada a la equidad de género, señala algunos proble- papeles y responsabilidades. A la medida descrita mas que han surgido en su trabajo con los hombres en el ejemplo se sumaría la remisión de la mujer por en Bolivia: “Cuando CISTAC preguntó a los hom- los servicios de salud reproductiva a alguna enti- bres qué significaba para ellos el concepto de dad con la capacidad para ayudarla a salir de su ’derechos sexuales y reproductivos’, tendían a ver mala situación doméstica, o la remisión del cón- aspectos de la masculinidad tradicional como dere- yuge a sesiones de terapia para hombres agresivos, chos ’naturalizados’. Para trabajar el concepto de de- rechos con hombres, CISTAC recomienda primero Tanto el APG como el AEG reflejan la con- ’deconstruir’ y luego ‘reconstruir’ sus nociones de ciencia de que hay inequidades en función del gé- derechos, para que así incluyan los derechos de las nero, pero uno busca corregirlas en el plazo inme- diato y el otro en el largo plazo. La aplicación deestos abordajes con el fin de promover la participa-ción de los hombres en los programas de saludreproductiva puede facilitar la definición de objeti- La plataforma de acción de Beijing define así los derechos sexuales yreproductivos: “Esos derechos se basan en el reconocimiento del vos claros y mensurables en el mediano y largo derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y plazo. Asimismo, sirve para construir puentes responsablemente el número de hijos, el espacionamiento de losnacimientos y el intervalo entre éstos y a disponer de la información entre quienes opinan a favor y en contra de tratar y de los medios para ello y el derecho a alcanzar el nivel más elevado los temas de la masculinidad y las faltas de equidad de salud sexual y reproductiva. También incluye su derecho a adop- de género en el contexto de los programas de salud tar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación,coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos” (20).
Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 7(6), 2000 Para evitar que la promoción de los derechos de juicio el valor de estas iniciativas, bajo el argu- sexuales y reproductivos de los hombres entren en mento de que se pierden oportunidades para mejorar conflicto con el ejerecicio de los derechos de las mu- la comunicación y la toma de decisiones conjuntas jeres, Benno de Keijzer (19) sostiene que existe la res- entre los hombres y sus parejas heterosexuales (23). ponsabilidad de respetar el mismo derecho o su equi- Por otro lado, incluir a los hombres en servi- valente tanto en el hombre como en la mujer. Varias cios de salud que han sido establecidos para muje- organizaciones defienden los derechos de las mujeres res entraña diversas dificultades. Según han de- cuando estos se ven amenazados por los derechos de mostrado varias investigaciones dentro y fuera de los hombres, aduciendo las inequidades de género América Latina, los hombres no confían en que los que sufren las mujeres como grupo social (14). servicios de salud reproductiva, a los cuales identi- A pesar de que los hombres, en general, no fican con la atención maternoinfantil, puedan res- enfrentan las mismas situaciones de desventaja ponder a sus necesidades. Muchos no acuden a di- que las mujeres, las diversas masculinidades que se chos servicios porque se preocupan menos que las suman a la masculinidad hegemónica llevan a tener mujeres por la salud reproductiva. Actualmente, los presentes las inequidades que pueden sufrir grupos servicios de salud pública en América Latina no particulares, como los niños, los hombres jóvenes, y cuentan con personal capacitado ni con las herra- los homosexuales e indígenas (22). El concepto cen- mientas necesarias para atender a las necesidades tral de los derechos sexuales y reproductivos —que particulares de los hombres. Tampoco existen polí- cada persona pueda tomar decisiones libremente en ticas institucionales o normas de atención adapta- materia de sexualidad y reproducción— claramente das a las necesidades de la población masculina (1, guarda relación con la defensa de los derechos de Independientemente de que los servicios para La definición de los derechos sexuales y repro- hombres y mujeres se mantengan separados o se in- ductivos de los hombres genera ciertos dilemas. Por tegren, siguen siendo objeto de debate los compo- ejemplo, ¿cómo se puede reconciliar el derecho de un nentes clave que deben ser incorporados en los pro- hombre a ser padre con el derecho de su pareja a no gramas de salud reproductiva para responder a ser madre? En este caso, muchos probablemente ar- las necesidades específicas de los hombres. Los si- gumentan que la mujer tiene derecho a tomar deci- guientes son apenas los más elementales: planifica- siones relacionadas con su propio cuerpo. ¿Pero qué ción familiar, incluida la vasectomía; atención de la ocurriría si la situación fuera al revés? ¿Cómo definir infertilidad; prevención y tratamiento de las infec- el derecho de un hombre a negarse a la paternidad ciones de transmisión sexual, entre ellas la infección biológica o social? Las nuevas tecnologías que facili- por VIH y el sida; la sexualidad y sus trastornos; tan la reproducción ponen de relieve la importancia afecciones urológicas; cáncer; abuso de sustancias; de estos dilemas éticos en torno a los derechos repro- salud mental; prevención de la violencia general y ductivos de ambos sexos y su mutua compatibilidad. de género; y promoción de actitudes y prácticas res- Es necesario reflexionar más detenidamente ponsables hacia la sexualidad y el embarazo, la pa- sobre los derechos particulares de los hombres ternidad y la crianza de los hijos (25). desde el punto de vista de la ética, la equidad de gé- Los procesos de reforma en la Región, cuyos nero y los derechos humanos en general. En este elementos clave son la descentralización, la priva- proceso, la participación de las mujeres es impres- tización y el mejoramiento de la accesibilidad, ca- cindible para evitar poner en peligro sus propios lidad y eficiencia de los servicios en función del costo, pueden ofrecer un contexto adecuado paraprestar la debida atención a las necesidades de loshombres. Sin embargo, se interponen algunos obs- SEPARACIÓN O INTEGRACIÓN DE
táculos. Uno de ellos es la necesidad, impuesta por SERVICIOS DE SALUD REPRODUCTIVA
la escasez de recursos, de sopesar la efectividad y el PARA HOMBRES Y MUJERES
costo de los programas. Otro es que las pocas prue-bas reunidas hasta ahora de la eficacia de incluir a Un último debate que se aborda en este artículo los hombres en actividades de salud reproductiva guarda relación con la idoneidad de crear servicios se han basado en experiencias piloto de alcance li- de salud sexual y reproductiva separados para hom- mitado. Todo ello dificulta las negociaciones enca- bres, o de integrarlos con los programas ya existentes.
minadas a adquirir fondos especiales o adicionales En América Latina se han creado algunos programas para incluir a los hombres en esas actividades. y servicios de salud reproductiva exclusivamente Por otra parte, los procesos de reforma del sec- para hombres, con diferentes resultados y grado de tor de la salud en América Latina no se orientan, en sostenibilidad (14, 15). Quienes abogan por incluir a general, a lograr modelos de atención basados en la los hombres en los servicios existentes ponen en tela promoción de la salud. Dada la estrecha relación práctica y conceptual entre la promoción de la salud la vida. La Fundación Mexicana para la Planeación y la lucha contra las inequidades de género en mate- Familiar (MEXFAM) ha observado, por ejemplo, ria de sexualidad y reproducción, esta situación po- que los hombres más jóvenes ya muestran mayor dría menoscabar la inclusión de los hombres en los interés en la equidad de género que los que perte- necen a generaciones anteriores. Señala, sin em- Se ha demostrado, mediante algunas inicia- bargo, que estos jóvenes a menudo carecen de nue- tivas piloto, que incorporar la atención de los vos modelos masculinos, es decir, que el antiguo hombres en los servicios de salud reproductiva no concepto de la masculinidad aún no ha sido reem- siempre exige grandes inversiones financieras. Se pueden aplicar medidas relativamente sencillas y Los debates actuales en América Latina y en el baratas para lograr que los hombres acudan a estos resto del mundo sobre la inclusión de los hombres servicios: establecer horas especiales de atención en los servicios de salud reproductiva son intensos y para ellos; invitarlos a concurrir con sus parejas; a la vez sumamente interesantes. Para la OPS, este es proporcionarles una entrada y salas de espera se- un momento oportuno para prestar cooperación téc- paradas; contratar a proveedores y educadores de nica destinada a promover una mayor equidad de sexo masculino, y modificar la decoración de la clí- género en la atención de la salud sexual y reproduc- nica (26). Asimismo, las actividades de promoción tiva en toda la Región de las Américas, dentro del de la salud y de prevención también se pueden lle- contexto de actividades para la promoción de la var a cabo fuera de los servicios de salud en instala- salud. La promoción de la salud y de los derechos ciones educativas, laborales o de recreo. Sea como sexuales y reproductivos de hombres y mujeres a lo fuere, la incorporación de la atención de los hom- largo del ciclo vital les permitirá desarrollar habili- bres en los programas públicos de salud reproduc- dades para llevar una vida sexual y reproductiva tiva no es factible sin la disponibilidad de fondos sana y responsable y para decidir cuándo y con presupuestarios, lo cual implica determinar pri- quién tener hijos sin coacción, discriminación o vio- mero qué inversiones serían las más efectivas en lencia y con respeto por la integridad física y mental función del costo en el corto, mediano y largo plazo. LA PROMOCIÓN DE LA SALUD
Agradecimiento.
REPRODUCTIVA DEL HOMBRE Y LA MUJER
David Acurio, antiguo residente del Programasobre Mujer, Salud y Desarrollo, quien ha aportado Connell (12) señala que los hombres, a dife- su visión crítica durante la elaboración de este rencia de las mujeres, no tienen un interés estruc- turado y compartido por cambiar las relaciones degénero porque no se enfrentan a situaciones deinequidad como grupo social. El autor concluye queesto dificulta la creación de grupos de abogacía y SYNOPSIS
presión al estilo de los movimientos internacionalesy regionales que promueven la salud y los derechos Men’s participation in reproductive health
de la mujer, como la Red de Salud de las Mujeres programs: current debates in Latin America
Pese a lo antedicho, en varios países de Amé- This article discusses current issues and debates surround-ing the promotion of men’s participation in public reproduc- rica Latina se han generado pequeños grupos de tive health programs in Latin America. There is little dis- hombres que se dedican a asuntos relacionados con agreement in the Region about the importance of this goal, la masculinidad, la paternidad y la sexualidad. Al- but opinions differ as to how they should participate. The fol- gunos grupos de hombres en la Región han obte- lowing topics are discussed in this article: the relationship nido resultados alentadores en su lucha contra la between men’s own reproductive health needs and their role violencia familiar. La mayoría de ellos tienen por in improving the reproductive health of their female part- meta luchar por la equidad de género, aunque si- ners; the need to analyze gender inequities and hegemonic multáneamente están surgiendo otros grupos de masculinity; the relationship between men’s and women’s hombres que defienden las relaciones de género sexual and reproductive rights; and the need for separate ser-vices for men versus their integration in existing reproduc- tive health services. The article concludes by underlining the El contexto del ciclo vital en su totalidad importance of health promotion strategies throughout the ofrece grandes oportunidades para fomentar en los life cycle in order to improve sustainable changes toward hombres actitudes y prácticas sanas y responsables greater equity in reproductive health, within a gender- en torno al cuidado de su propia salud, desde la oriented, ethical and human rights framework niñez y a lo largo de las diferentes etapas de Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 7(6), 2000 REFERENCIAS
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Source: http://cronopio.flacso.cl/fondo/pub/digitalfree/2000/revista/026163.pdf

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Journal of the InternationalSociety of Sports NutritionThis Provisional PDF corresponds to the article as it appeared upon acceptance. Fully formattedPDF and full text (HTML) versions will be made available soon. The effects of peppermint on exercise performance Journal of the International Society of Sports Nutrition 2013, 10 :15 Article type Submission date Acceptance date

Research papers

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